Blog escrito por Angélica Bernabé
Es bien sabido que nuestra sociedad estigmatiza a las personas que tartamudean. Desafortunadamente, si una persona tiene tartamudez y una condición concurrente, el estigma puede ser mayor. Si bien existen campañas dedicadas a promover la diversidad y la aceptación, aún quedan muchas cosas que debemos hacer en este camino de normalizar la diversidad.
Creo firmemente que una de esas acciones es compartir nuestras historias. A pesar de que vivimos en un mundo que critica la “vulnerabilidad”, hay un gran impacto positivo cuando nos damos cuenta de que hay otras personas que experimentan cosas similares. Creo que se debe difundir el mensaje de que “no estás solo”, porque siempre habrá alguien que necesite escucharlo.
Entonces, es por eso que me gustaría compartir un poco sobre mi experiencia. Porque cuando tanto los médicos como los psicólogos me dijeron que "estaba claro que tenía TDAH", me sentí sola, y no podía creerlo. Ser una persona que tartamudea no me hace sentir sola; somos una gran comunidad de personas increíbles con cientos de historias para compartir. Sin embargo, ser una persona con tartamudez y TDAH me hizo sentir aislada.
Además, estaba triste porque no quería ser juzgada. A veces la gente puede ser cruel y no quería escuchar comentarios negativos. Inmediatamente sentí que era “menos que” los demás y temí que la gente me viera de otra manera. Estaba frustrada al darme cuenta de que tenía nuevamente esa sensación de estar "fuera de control", pero esta vez no por mi habla, sino por mi atención.
Tuve que pedir ayuda y felizmente la encontré. En terapia, comencé a trabajar en aceptar esos momentos de tristeza y empecé mirarlos como parte de este camino. Aprendí que, al igual que las técnicas del habla no curan la tartamudez, la medicación no iba a curar mi TDAH. Entonces, habrán momentos en los que tartamudearé y otros en los que mi cerebro decidirá cambiar repentinamente mi enfoque de atención, y estoy aprendiendo a manejar eso.
Sé que algún día aceptaré completamente mi TDAH, así que solo tengo que ser paciente y respetar mi propio proceso. Estoy comenzando paso a paso y tratando de no apresurarme. Por ejemplo, hace casi un año solo podía hablar de esto con mis padres, y hoy estoy aquí escribiendo sobre esta experiencia. Cada paso cuenta y ahora tengo más motivos para estar orgullosa de mí.
Por supuesto, este proceso es más fácil cuando estamos rodeados de las personas adecuadas. Incluso si todo se ve oscuro al principio, es asombroso darse cuenta del apoyo de esos familiares y amigos que siempre están ahí pase lo que pase. Además, es hermoso ver que hay personas de buen corazón que dedican todos sus esfuerzos solo a hacernos la vida más fácil.